Una exposición reivindica a creadoras orilladas en los años del surrealismo, un movimiento presuntamente liberalizador
Peligro, zona en construcción, de Kay Sage, obras de la muestra del Museo Picasso de Málaga
Las artistas que trabajaron en los aledaños del surrealismo no lo tuvieron fácil. Muchas de ellas, auténticas transgresoras, fueron, básicamente, orilladas —y en ocasiones, ridiculizadas— por sus compañeros de viaje. El movimiento surrealista empuñó en los años veinte la bandera de la liberación de la psique, del fin de la represión de los deseos, idealizó a la mujer, sí; pero su afán transgresor no fue mucho más allá. Y menos en cuestiones de género.
El 9 de febrero de 1928 se estrenaba en París la película de Germaine Dulac. El guionista, Antonin Artaud, consideró que el filme desfiguraba su texto. El día del estreno, acudió a la proyección acompañado del pope del movimiento, André Breton, y del poeta Louis Aragon. Insultaron…